[Y que importa si te olvido.
Si mi alma queda en el vacío.
Que importa si te olvido,
sin tu cuerpo ya no vivo.]



[Sin dolor no hay suicidio. Sin vida no hay cariño.
Sin ti no hay vida ni cariño no hay dolor ni suicidio.]



[Que inútil resultaban las palabras.
Mientras el cielo caía en mis labios.
Mientras el pétalo tocaba mi lengua.]



[Sentir que su piel era mía, que su sangre era mi vida, que sus manos eran infinitas.
Sentir la inmensidad de sus labios, la codicia de sus ojos, la caricia de su piel.
Mientras llenaba mis pulmones entre suspiros y murmullos, entre llantos y sollozos.
Manejaba mi alma a piedad de su reflejo, manejaba mi cuerpo a destino de sus labios.
Me hacía caer en su juego, que intentaba traer y alejar lo que el deseo pedía.
Mi cuello en perfecta posición para dar entrada a su manipulación.
Por un momento sentí que sus brazos eran míos, por un momento sentí que te perdía y que volvías para cambiar, volvías para quedarte.
Y entonces fue cuando el tiempo se hizo eterno, los lamentos se volvieron suspiros, y los murmullos eran sollozos.
Intentaba explicar con mis manos y mis ojos el camino que quería.
Entre caricias y palabras, entre besos y sonrisas, perdía mi cuerpo, perdía mi vida. Ahora todo se fundía en una habitación desesperada, en una cama encontrada.
Sentir que todo era un sueño, que tu voz ya no existía.]