Espasmos

Entre arenas y espasmos, entre dedos y grietas, las heridas que inhalan el tenue respirar de tus labios, desfallecen entre tus manos.
Que hipocresía más te digo, si te repetí una y mil veces que mi alma no siente.
Te atravieso con mi mano, que mas parece un trozo de mármol que fierro y hierro.
Te atravieso con espasmos que mas que vida parece canto, ese canto que se escucha en las
Noches solitarias, ese canto de gritos a espasmos.
Pareces un niño muerto, no grita ni duerme, no corre ni llora, solo escapas de tus propias lanzas, que simultáneamente te abren yagas en la inapropiada forma que tienes de ser.
Pero quien soy yo para juzgar tus actos, si yo rezo por las noches para que cada día todo sea un acto. Quien soy yo para juzgar tus actos si crucifico día a día lo que muchas veces deseo con tanto anhelo.
Pero el tiempo que siente entre las heridas inherentes a la vida, son sumisos suplicios que muchas veces el inoportuno y continuo lamento alcanzo de una forma casi avismante.
Y claro, ese dolor que la ausencia de espanto te ha hecho inhalar problemas que jamás te corresponden.

No sigo una estructura de vida, y por eso jamás te la he exigido. Pedirte que organices tus trances, es pedirle a una mariposa que viva una semana junto a tus espasmos, junto a tus infinitos espasmos.

Jamás me despido de los sentimientos producidos por los escasos colores que alumbran el camino que diariamente sigue mi vida.
Y no es obvio que si escapas del miedo, la angustia se apoderara de tu tupido encierro, que encarcela ladrones, ladrones como la lujuria y el deseo, que me robaron las ansias de pedirte un deseo.
No es obvio que si intentas volar desde cualquier edificio más que alas tendrás un testamento. Si, quiero quedarme con tu lamento, que atrae esa obsesiva creatividad que tienes a la hot de reprimir sentimientos. Quizás tan bien me quede con tus espasmos, que más que espasmos son llanto, llanto inocuo, que ciento cuando tus ojos crean esa tela que atrae mi cuerpo indoloro.
Espasmos mil espasmos que quedan retratados en el llanto, espasmos mil espasmos que quedan olvidados en el llanto.