Ich bin kalt

Tomás

Wednesday, September 27, 2006

Fin.

Todo termina, tiene un siclo y aunque muchas veces desee con todas mis fuerzas que ese algo o alguien siempre este a mi lado, es un imposible deseo que siempre sueño.
La muerte me quito algo, algo que quería más de lo que yo imaginaba.
Y es como si me faltara algo de mí. Es un desaire que no te pregunte si se pueden llevar más allá lo que con tanto anhelo as amado y cuidado.
Y aunque sea lo mas pequeño en el mundo, yo siento ese vacío. La falta de algo que ya no esta, ensordece mi vida, la pena que produce la perdida de algo tan amado me hace sentir que la muerte no es algo común, que es solo un delirio, solo un martirio.

Hoy en la mañana me dirigí a ver a mi conejo, y estaba muerte. Y por primera vez en mi vida sentí el real peso de la muerte, y aunque haya sido una mascota, un animal, era algo que realmente yo quería y amaba.
Que impotencia no poder atrapar esa pequeña alma y traerla de nuevo a ese frágil cuerpo. Que impotencia no poder impedir la partida de mi conejo.
Y asta quizás suene estúpido que le este escribiendo a un conejo pero de verdad yo lo quería.

Thursday, September 21, 2006

odio

La pena inmortal se apodera de las ansias, llena de dolor el asma producido por tu esencia.
Secretos ocultan tu fuerza. El llanto reside en tus labios.
Lagrimas, sabor a miel, sabor a piel.
Deseo escapar a casa, volver a mi raíz, volver a cenizas. Comenzar por mi mismo, y no ocultar mi vida tras una puerta.
Muerte a falta de algo, muerte a falta de espanto. Todo provine desde un más allá imposible de divisar por mi espalda torcida.
Cada gota de sudor es una muestra de la autoflagelación de almas expuestas a tanto rencor.
Llena vacíos de culpas y mentiras. Agotan el extremo sentimiento, que mis pies cansados de alcanzar un rincón vació y viejo, han de seguir tras una vieja carta.
Envenenando la sangre casi marchita, impura tierra destrozada por intentos fallidos de construir sueños sobre piedras indelebles.
Mi puño de acero alcanza un deseo, lo atrapa entre sus dedos, lo mira con deseo, y lo deja volar hacia aquel cielo, intachable cielo, indomable deseo.
Y gritar con anhelo lo cuan real y cierto es el dolor en desvelo. Y gritar en mi ausencia lo interminable que suele ser tu odio hacia un mundo de fantasías.