Ich bin kalt

Tomás

Monday, February 19, 2007

amar huele a tu miseria


Y amar huele a tu miseria, destrozar gota a gota un corazón en confusión.

Luna bañada en sed, hazme perder el miedo de creer en mi piel.

Y aunque broten lágrimas semidesnudas bajo un confuso lamento color revés, repleta mi alma de un trago amargo, llenare mi cuerpo de pequeñas e infinitas enfermedades banales, olvidare el eterno trago olor flor de piel.

Me duele ver perder el alma, me duele perder su peso. Aunque sea el precio de vender mi vida a un tono de sobriedad. Duele ver como sueños e ilusiones mueren de una vez.

Siempre es distinta esa invasión de recuerdos armónicos, a esos recuerdos tristes y a pesar de que cuerpo y alma no comprenden como diferenciar cual es el tiempo final de recordar.

Si un pasado oscuro refleja un futuro incierto, pues claramente ese es el mío… No recuerdo bien mis actos de hace algunos años, no recuerdo mis errores de hace algún tiempo.

No hablo de bajezas ni de sobres, no hablo de cartas ni de amores.

Solo una despedida momentánea a mi patética forma de creer en mí ser.

Ya no logro ver mi alma reflejada en espejos rotos, ya no logro ver mi alma bajo arroyos y odios.

Y aunque me escapo con ese gusto amargo en los labios, pude ver, sentir, crecer, dormir, morir y nacer bajo ese sol, que poco a poco fue siendo desmantelado por una luna nueva, llena de tristezas y dolencias, llena de penas y ambiguas caretas.

Hermosa sonrisa color ceniza, hermosa sonrisa sabor deprisa.